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Este verano, mis papas me llevaron de viaje por dos semanas a traves de la Peninsula de Yucatán visitando los estados de Campeche, Yucatan y Quintana Roo! La península de Yucatan es una parte única de México – mantiene fuertes lazos con su cultura Maya aparte de que hay docenas de sitios arquoelógicos Mayas, la region también, aún utiliza trajes típicos, la lengua Maya y mi parte favorita: Comida tradicional! Es muy diferente de cualquier otra parte de México que haya visto o visitado, estaba super emocionado!

 

Desafortunadamente, ninguno de los sitios arqueológicos son pet-friendly, entonces tuvimos que planear el viaje sobre algo mas por lo que Yucatan es conocido: Las Haciendas. Las Haciendas son grandes plantaciones que fueron propiedad de ricos Españoles que empleaban a la gente local para arduos trabajos. A principios de 1900 la región se convirtió extremadamente rica por su habilidad de producción del henequen de las plantas de agave, lo que para esos tiempos era una de las fibras mas resistenttes, conocida como Sisal. Eventualmente, el material sintético desplazo a las Haciendas del negocio, pero muchas fueron restauradas como museos y hoteles que aún muestran un poco de lo que alguna ves fue un gran periodo para la región.

 

Entonces este fue el plan para este viaje: aprender acerca de las Haciendas y el Henequén! En total, visitamos 4 haciendas! El viaje desde el centro de México hasta nuestra primera parada en la peninsula de Yucatán fue largo, 20 horas! pero mis super habilidades (ladridos) como copiloto mantenian a todos alerta en el camino.

    Primero llegamos a Campeche! Esta ciudad capital es Patrimonio mundial de la UNESCO, tiene un colorido centro rodeado por muros que alguna vez fueron construidos para protegerse de los piratas. Caminar por Campeche es como estar en un cuento de hadas, estaba decidido a encontrar y rescatar a mi corgi princesa! pero como hacia mucho calor, cancelé mi búsqueda y le dije a mi mama que me llevara a alguna alberca. Como a una hora de la ciudad, escondida entre la vegetación, se encontraba nuestro primer hotel hacienda, Hacienda Uayamon. Definitivamente mi hacienda favorita, un lugar lujoso en medio de la selva. Llegando a la Hacienda Uayamon, me recibieron con un jardín gigante para jugar, con un arbolote de Ceiba – un árbol tan sagrado para los Mayas que ni siquiera me atreví a ir al baño ahi. Ya en mi cuarto, el staff me dejo un colchonsito de memory foam, agua fresca, un plato, un juguete y premios! incluso una carta de bienvenida! me hicieron sentir super especial aquí. Caminar por el hotel era el sueño de cualquier perro, con enormes areas verdes, construcciones antiguas para escalar y la alberca mas padre que haya visto, con la altura justa para refrescar mis patitas! Pasamos la mayoría del tiempo en el hotel porque estaba increible, pero también tomamos un tour para ir a Celestún, un pequeño pueblo pesquero y reserva de la biosfera que alberga varias especies y aves, de los cuales sobresalen los flamingos, que son miles! Tuvimos que tomar una lancha para explorar la laguna, manglares y cenotes. Este fue mi primer paseo en lancha y me encanto el viento soplando en mi peludo cuerpo! Creo que nunca habian visto a un perro tomar el tour antes, porque todos se reian de mi! Celestún es una de las areas naturales mas bellas de México y estuve muy feliz de haberlo visitado.
Después de Campeche, nos pasamos a Yucatán en donde nos quedamos en otras dos Haciendas: Hacienda Temozón y Hacienda San Jose. Ambos hoteles eran de la misma cadena que Uayamon, pero, completamente diferentes. Temozón es como un museo, con la maquinaria de henequén aun mostrada e incluso con el mismo staff que alguna ves trabajo durante la epoca del oro verde. Temozón es realmente un lugar para caminar y descubrir sus alrededores, habia mucho espacio para correr y hamacas para cuando necesitaba una siestecita por el calor, y también, cenotes privados para cuando quisiera nadar. Pasamos una semana entre estas dos Haciendas, solo disfrutando la esencia de Yucatan. Era muy caluroso y húmedo, cerca de 35 grados todos los dias, entonces casi todo el tiempo me la pasaba en la alberca o echadito en los mosaicos frescos de las Haciendas.

Al quedarme en estos hermosos hoteles Hacienda, pude saber un poco del como era la epoca prospera del henequén, hay una hacienda en particular que te hace regresar en el tiempo y muestra exactamente como el henequén era convertido en sisal: La Hacienda Sotuta de Peon. Esta hacienda data de 1858 e invita al publico de todo el mundo (los de 4 patas también) a aprender en detalle acerca de la historia y el proceso del henequén. El tour empieza visitando la casa principal, donde los dueños vivían, despues te llevan a un recorrido por los plantios y te enseñan como los agaves eran convertidos en cuerdas y para finalizar una carreta jalada por un caballo te lleva a un cenote dentro de la misma hacienda. Como invitado de 4 patas no tuve ninguna restricción, y no podría recomendar mas este tour para aquellos que visiten la Península de Yucatán. La hacienda también tiene un hotel en sitio, y sin duda alguna me quedaría ahi para la siguiente.

Estuve muy sorprendido sobre que tan pet-friendly la Península de Yucatán es. Me tomó algo de tiempo investigar, pero con un itinerario planeado, no tuvimos problemas. Visitar los centoes es cuestion de suerte para nosotras las mascotas, algunos lugares te dejarían entrar si es que nadie se encuentra ahi. Tambien recibí muchos cumplidos de mis guayaberas de Pet Pals Boutique – camisas frescas hechas en Mexico! En mi siguiente post voy a escribir acerca de mi visita en Quintana Roo (Cancun, Puerto Morelos y Bacalar), mantenganse al tanto!

 

Le doy una calificación de 9/10 a las Haciendas en mi escala de pet-friendly hoteles!

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